Enzimas digestivas ¿Sabes por qué tomarlas?

Las enzimas son un tipo de proteínas con funciones metabólicas. Son catalizadoras, pueden acelerar y retardar las reacciones químicas del organismo y en la digestión la asimilación de los nutrientes que ingieres. También son capaces de modificar el tiempo que tarda el cuerpo humano en crear moléculas y distintas sustancias.

Todos los elementos del cuerpo humano las necesitan para poder realizar su función. Así que sin ellas el organismo, literalmente se paralizaría. Son uno de los pilares de la vida, la salud y el bienestar de las personas.

En el ámbito del estómago, las enzimas digestivas tienen la función de controlar la absorción de los nutrientes y la transformación de las moléculas en fuentes asimilables.

Función de las enzimas digestivas

Todos los alimentos que comes necesitan la presencia de enzimas digestivas para ser asimilados. Estas proteínas están encargadas de procesar cada nutriente de la manera correcta para que así pueda ser transformado en moléculas que las células pueden absorber.

Hay infinidad de ellas, más de 100 y unas 20 están encargadas de los procesos relacionados con la digestión. Estas actúan por todo el sistema digestivo, no sólo en el estómago. Estas comprenden partes del cuerpo como el intestino delgado, la boca y el páncreas. También puedes encontrarla, como decimos, en todas las áreas del tubo digestivo.

Todas ellas pueden diferenciarse por su función:

• Proteasas: son las encargadas de deshacer las proteínas en moléculas más simples como son los aminoácidos. Ayudan a digerirlas.
• Lipasas: van a por las grasas y transforman los lípidos para que puedan ser asimilados.
• Amilasas: tienen la función de controlar la asimilación de los hidratos de carbono.

Hay otras y podríamos catalogarlas como «metabólicas» o «digestivas» pero las que en este artículos nos interesan son estas últimas, las encargadas de la transformación de los alimentos en nutrientes y sustancias que pueden ser aprovechadas por el organismo.

Como puedes imaginar, cuando no hay suficientes enzimas digestivas aparecen una serie de problemas con la asimilación de los alimentos que tomas. Algunos de ellos son déficit nutricional, anemia debido a que tu cuerpo no es capaz de aprovechar los alimentos que tomas.

También pueden darse síntomas de flatulencia, pesadez de estómago y malestar. Cuando hay pocas enzimas los alimentos fermentan sin que exista un control. Esto produce reacciones químicas y no puede ser aprovechado todo el material, así que tienes que expulsar todo lo que sobra. Si no eres capaz de asimilarlo el sistema excretor tiene que trabajar más para deshacerse de los desechos. Mientras esto se produce, los gases y la pesadez te acompañarán.

Además, debido a que transforman todos los elementos cuando no funcionan adecuadamente puedes notar la piel con menos calidad. No llegan los nutrientes necesarios y empieza un decaimiento general del organismo. El pelo es uno de los primeros que lo puede notar, el cutis, los músculos pierden fuerza y puedes notar dolores musculares, calambres y molestias en las articulaciones. Si persiste incluso algunos alimentos pueden causar alergia debido a que no pueden ser procesados por el sistema digestivo. Hay un exceso de materia orgánica en descomposición y tu cuerpo reacciona.

Quién debe tomar enzimas digestivas

Principalmente las personas mayores ya que con la edad sufrimos un decaimiento en la producción de ellas. También algunas personas con enfermedades digestivas crónicas. Un ejemplo son los pacientes de Cron, colon irritable, hernia de hiato o personas con gastritis.

El resto de personas, aunque no hay un patrón o un grupo que pueda diferenciarse casi siempre vienen bien. Mejorar el proceso de absorción de los alimentos, agilizan la digestión y aseguran que hagas consigas de la comida los minerales, vitaminas y aminoácidos que necesita tu cuerpo.

Detectar si es necesario tomar enzimas es difícil si no eres un profesional de la salud o nutrición pero si tienes alguno de los síntomas descritos puede irte bien un suplemento. Además, debido a la contaminación y el estilo de vida actual es mucho más probable tener en algún momento un bajo nivel de estas moléculas.

En cualquier caso, si notas muchos gases o que la comida, últimamente no te sienta demasiado bien, lo mejor es que consultes al especialista para que pueda diagnosticar si realmente las necesitas.

Alimentos que las aumentan

Cuando hay una deficiencia importante hay que recurir a ciertos preparados pero también hacer uso de ciertos alimentos que mejoran la producción de enzimas naturales. En este sentido, uno muy utilizado es el jengibre para el estómago, pero también puedes utilizar:

Enzimas digestivas naturales

Afortunadamente hay distintos productos y preparados que pueden ayudarte a mejorar los niveles de enzimas que tienes en el sistema digestivo. Algunos alimentos frescos que las contienen son la fruta, los brotes de soja y las hortalizas pero cuando hay una carencia es importante añadir un suplemento con enzimas digestivas naturales. Esto va a reactivar todo el proceso de metabolización de los alimentos y va a generar que tus niveles se adecuen al estándar del cuerpo. Así, rápidamente vuelves a la normalidad y comienzas, de nuevo, el proceso para obtener los minerales, vitaminas y sustancias necesarias para la salud.

Los suplementos enzimáticos aportan enzimas proteolíticas digestivas. Algunas de ellas son bromelaína, papaína, bromelina… y son obtenidas de distintos alimentos. Cada marca tiene su origen y puedes encontrar diferentes laboratorios que fabrican enzimas digestivas lipasas, amilasas y proteolíticas además de incluir antioxidantes y aminoácidos. Fíjate cuando compres el producto si lleva algo más que enzimas.

Marcas de enzimas digestivas

Estas son sólo algunas marcas que puedes encontrar fácilmente en herbolarios online y herboristerías de confianza. Pero hay muchas marcas. Lo mejor es que busques el producto que mejor se adecua a tu bolsillo y que lleve la cantidad de cápsulas de enzimas necesarias. Ten en cuenta cuánto tiempo vas a tomarlas para no gastar más dinero del necesario o desperdiciarlas en el bote.